Al hombre más rico del mundo le pasa de todo. Y es que a Bill Gates se le podría acuñar la frase “Los ricos también lloran”. Ayer, entre la espera del veredicto legal que definirá si su empresa Microsoft se divide o no en dos, Gates se vio obligado a suspender una conferencia que celebraba en un hotel de Redmond, Seattle — sede del grupo informático—, por un sismo de 6.8 grados en la escala de Richter que arrojó pérdidas materiales y un sinúmero de personas con ataques nerviosos. Gates finalmente suspendió su exposición pidiendo calma a los asistentes, mientras su vida empresarial está en suspenso.
